¿Quién pega más fuerte?

Guerra Comercial entre China y EE.UU.:

Desde 2018, la guerra comercial entre China y Estados Unidos ha sido uno de los conflictos económicos más significativos de la historia reciente. Bajo la presidencia de Donald Trump, EE.UU. impuso una serie de aranceles sobre productos chinos con el objetivo de reducir el déficit comercial y frenar lo que percibía como prácticas comerciales desleales por parte de China, como el robo de propiedad intelectual y la transferencia forzada de tecnología. A pesar de las negociaciones y un acuerdo parcial (Fase Uno) firmado en 2020, las tensiones han persistido.


En los primeros años del conflicto, ambos países se impusieron aranceles mutuos sobre bienes por miles de millones de dólares, afectando a sectores clave como la tecnología, la agricultura y la manufactura. La guerra comercial también desató un desacoplamiento tecnológico con restricciones a empresas chinas como Huawei y un fuerte control de EE.UU. sobre la exportación de microchips y componentes clave. Por su parte, China respondió con represalias, afectando gravemente a los agricultores estadounidenses y alterando las cadenas de suministro globales.


En 2020, el acuerdo de Fase Uno representó un respiro momentáneo, donde China se comprometió a comprar productos estadounidenses (principalmente agrícolas) y mejorar la protección de la propiedad intelectual, mientras EE.UU. suspendió ciertos aranceles. Sin embargo, la pandemia de COVID-19 complicó el cumplimiento de las promesas, ya que China no alcanzó los objetivos establecidos, y las tensiones geopolíticas aumentaron.


La administración Biden, al asumir en 2021, mantuvo muchos de los aranceles, aunque con un enfoque más multilateral. Durante su gobierno, las tensiones se han trasladado al terreno tecnológico y de seguridad nacional, con restricciones adicionales a empresas como Huawei y TikTok, mientras que las conversaciones han sido intermitentes y sin avances significativos.


Entre 2024 y 2025, la guerra comercial entre China y EE.UU. ha tenido un impacto significativo en sectores clave como la tecnología, la agricultura y la manufactura.



Tecnología: EE.UU. ha continuado sus restricciones a empresas chinas como Huawei, afectando el acceso a semiconductores y otros productos clave. China ha intensificado sus esfuerzos por ser autosuficiente en tecnología, pero sigue dependiendo de componentes extranjeros para productos de alto rendimiento. La competencia tecnológica sigue siendo un campo crucial del desacoplamiento entre ambos países.



Agricultura: Los aranceles han afectado gravemente a los agricultores estadounidenses, especialmente en productos como soja y carne de cerdo, debido a la diversificación de China en sus fuentes de aprovisionamiento agrícola, buscando menos dependencia de EE.UU. La compra de productos de otros países como Brasil ha reemplazado parcialmente las importaciones estadounidenses.



Manufactura: La producción se ha desplazado a otros países como México y Vietnam debido a los aranceles, lo que ha permitido a China mantener una presencia manufacturera sólida al diversificar sus mercados. EE.UU. también ha fomentado la producción interna en sectores como el acero y la electrónica básica, pero sigue siendo dependiente de China en muchos productos.



Para 2025, se espera que continúe el desacoplamiento económico, con ambos países buscando autosuficiencia en áreas clave y estrategias de diversificación en las cadenas de suministro. Aunque las tensiones persisten, podría haber intentos de cooperación estratégica en sectores como el cambio climático y la salud global, mientras que países como Vietnam y México seguirán siendo clave en la reconfiguración de la manufactura global. 🌍




Perspectivas futuras: La guerra comercial podría evolucionar hacia un desacoplamiento económico, donde ambos países reduzcan su interdependencia, o bien, hacia una cooperación estratégica, donde se acuerden reglas claras para el comercio y la tecnología. Sin embargo, la probabilidad de una nueva Guerra Fría comercial sigue latente, con altos costos económicos y consecuencias globales.


Esta guerra económica continuará marcando el rumbo de las relaciones internacionales y redefiniendo las dinámicas comerciales globales. El 2025 podría ser clave para ver si ambas potencias logran superar sus diferencias o si el conflicto se prolonga aún más. 📊🌐

Opinión del Experto

La guerra comercial entre China y EE.UU. comenzó en 2018 con la imposición de aranceles por parte de EE.UU. para reducir el déficit comercial y abordar prácticas desleales de China. Ambas naciones impusieron tarifas a bienes tecnológicos y agrícolas, con un acuerdo de Fase Uno en 2020 que fue incumplido parcialmente. La administración Biden mantuvo las tarifas y adoptó una postura firme, especialmente en el sector tecnológico. El conflicto ha afectado las cadenas de suministro globales, provocando un desacoplamiento económico y fragmentación en el comercio, con incertidumbre sobre su resolución futura.

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